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28 de noviembre de 2022
Llega la temporada invernal y con ello las temidas afecciones respiratorias; hay muchos virus respiratorios que se propagan durante esta temporada y todos ellos causan síntomas similares. Estos virus respiratorios incluyen los rinovirus (una de las causas del «resfriado común»), el virus respiratorio sincitial, virus de la parainfluenza humana (HPIV), el metapneumovirus humano (HMPV), los adenovirus respiratorios, los coronavirus humanos y por supuesto los virus de la influenza, de los cuales hablaremos a continuación.
La influenza es una infección viral contagiosa que ataca el sistema respiratorio (nariz, garganta, bronquios y pulmones) y es transmitida de persona a persona cuando el virus entra al organismo por la boca, nariz y ojos a través de gotitas de saliva expulsadas por personas infectadas que estornudan o tosen. Además, se puede contraer la enfermedad al tocar objetos contaminados, saludar de mano, beso o abrazo.
La mejor forma de reducir el riesgo de contraer influenza estacional y sus complicaciones es vacunarse cada año, especialmente los niños de 0-17 años, adultos de 65 años o más, adultos con ciertas afecciones crónicas, embarazadas y personas con discapacidades.
Existen cuatro tipos de virus de la influenza: A, B, C y D. Estos dos primeros tipos (Ay B) son los responsables de las epidemias de influenza o gripe estacional, como también se le ha llamado. Aunque todo el año puede haber casos reportados de influenza, es más común en otoño e invierno, sin embargo, desde el inicio de la pandemia de COVID-19 se ha vuelto más difícil el monitoreo del inicio y periodo de actividad de la influenza.
Los síntomas más comunes son: fiebre arriba de 38°C, tos y dolor de cabeza, acompañados de uno o más de los siguientes signos o síntomas:
Debido a que algunos de los signos y síntomas son iguales tanto para COVID-19 e influenza, es necesario hacer pruebas de detección específica para saber de qué enfermedad se trata y confirmar un diagnóstico.